El segundo de izquierda a derecha...
Vive sólo con su mujer en el cerro, a una hora y media del pueblo.
Son muchas las formas de poder llegar a la gente, y no siempre es con palabras. Don Matías está practicamente sordo, desde hace años. Se puede hacer el esfuerzo de gritarle en el oído, pero no creo que entienda mucho. Es rara la sensación de no saber que hacer ya que no se le puede decir nada. Pero sin embargo el ahí esta, con su postura así como lo ven, con formas distintas de recibir lo que uno puede dar. Tal vez no esuche, pero siente el apretón de manos y el abrazo, ve las sonrisas y las miradas de afecto, cuando está frente a la virgencita se queda parado mirándola, como sintiéndola y escuchándola de algún modo, rezándole.
Para mí que no necesita nada más...
La última vez que lo visitamos, no estuvimos más de 15 minutos. Pero no fue necesario más tiempo, Don Matías sonrió; estaba feliz de que la Virgen lo había visitado.